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miércoles, 24 de octubre de 2012

ENCEGUECIDOS

Bonfatti con Tognoli
Por María Eugenia Bielsa*

Como consecuencia de un golpe periodístico, quien fuera jefe de la Policía de Santa Fe, Hugo Tognoli, cambió su uniforme de funcionario jerárquico por el de preso en un calabozo de la base de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. No se le reprocha –por ahora– su responsabilidad política en las violaciones a la ley que comete el narcotráfico a nivel nacional, sino haber protegido al narcotraficante del sur santafesino Carlos Ascaini cuando era investigado por comerciar droga, a la que se refería gastronómicamente como "merluza a la napolitana".
En consecuencia, las declaraciones del gobernador Antonio Bonfatti acerca de que ni Nilda Garré ni Julio Alak le habían notificado sobre lo que estaba al caer, recomiendan una obligatoria lectura de la Constitución Nacional. La Policía de Seguridad Aeroportuaria actuó como auxiliar de la justicia y a pedido de ésta, por lo que las reglas de la publicidad de la evidencia colectada son las procesales y no las de las charlas de café.
Tampoco los estrados judiciales están irritados porque Tognoli no haya reflexionado lo suficiente sobre los estragos que causan las substancias psicoactivas en la salud de los consumidores, sino por haber usado su password personal e intransferible frente al Registro Nacional de la Propiedad Automotor para hacer un enjuague destinado a alertar a Ascaini sobre que los autos que lo seguían era de la PSA.
Cuando el experto en seguridad Marcelo Saín (el creador de la PSA), denunció la complicidad de las cúpulas policiales santafesinas con las organizaciones del narcotráfico, y el socialista Juan Carlos Zabalza le contestó que estaba en marcha una reforma en la policía provincial, se configuró un hecho por el que –a la luz de los acontecimientos– el diputado socialista debería pedir perdón por el exabrupto.
Lo que en la jerga policial se denomina "cúpula" consiste en una serie de altos jefes que actúan coordinadamente bajo el concepto de subordinación. Dicho esto, haber designado como nuevo titular de la policía al subjefe Cristian Sola es un nuevo acto de amateurismo (por no decir de connivencia), hecha la salvedad de que se da en una arena donde se mata y se muere a diario. En lo que va del año 2012 se han producido 140 homicidios en la ciudad de Rosario, buena parte de ellos vinculados directa e indirectamente a la guerra territorial del narcotráfico. La infatigable creatividad uniformada de la provincia los atribuye a "ajustes de cuentas", "rivalidades deportivas", "problemas de polleras" o "diferencias entre vecinos", permaneciendo luego impávidos como si se tratara de una serie de excusas absolutorias.
En el inconsciente colectivo, se ha instalado eso que yo llamo la paradoja de la "responsabilidad inversa de las castas criminales". Cuando hablamos de distribuidores minoristas (soldaditos) son "asesinos sanguinarios", cuando llegamos al nivel de traficantes ya son "empresarios sospechosos", cuando escalamos a policías y jueces protectores son "meramente corruptos", y cuando irrumpimos en el nivel del poder político hablamos de "ineficaces". A mi criterio, las responsabilidades criminales son diametralmente inversas. Sin el paraguas de la mala política se reduce el espacio para la corrupción en la policía y la justicia, y cuando actúan funcionarios policiales y jueces probos el delito se remite inexorablemente. La investigación debe avanzar hasta el hueso y desbrozar pieza por pieza, dejando al descubierto toda esta trama delictual... le pegue a quien le pegue.
Dicen los griegos que los dioses ciegan a los que quieren perder. Cegado Bonfatti, sólo le resta perder. Parte que el socialismo, pareciera, pretende transferir a la sociedad santafesina toda.

*Publicado en Tiempo Argentino

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