Páginas

lunes, 17 de septiembre de 2012

EL PROGRESISMO Y EL DERECHO

Pseudo-progresistas
Por Guido Croxatto*

Plataforma 2012 sostiene "Más que reformar la Constitución por ser conservadora, el gobierno debería cumplir con los mandatos de una Constitución que es más progresista que sus políticas". Nadie dijo que se debía reformar la Constitución por ser conservadora, sino que oponerse al cambio de la Constitución es ser conservador, que no es lo mismo.No se requieren siempre "razones" (cumplir requisitos antes...) para modificar la Constitución. El derecho no está dividido en dueños y esclavos. Hay un argumento generacional que viene de tiempos de Jefferson: nuestra generación, que aprendió el derecho aprendiendo lo que era la ESMA, puede querer tener una palabra para decir y convertirla en derecho y no se entiende por qué los profesores y periodistas que dicen defender siempre "la libertad de expresión" y pensamiento, nos quieren robar esa posibilidad. Tenemos el derecho de debatir la Constitución que heredamos. 

Plataforma 2012 expone un temerario argumento ad hominem que ningún estudiante mediocre de filosofía, ciencia política o derecho osaría exponer en un examen. No se puede rechazar una idea porque se rechaza al que la propone. Son dos discusiones separadas. Es curioso que enfaticen el "quien" y no el "que". Se tiene que debatir una idea (la reforma de la Constitución, como la derogación de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final) y no un "quien". Argumento similar al que se usó para desmerecer las políticas de Derechos Humanos: decir que los que precisamente las llevaron adelante no habían "militado" en los '70. Como si eso, además de ser falso, tuviera algo que ver con la decisión política de un presidente de dejar esa parte oscura de la historia atrás de la única manera en que era posible: con memoria, verdad y justicia. El argumento ad hominem es un ardid bajo y es notable que hagan falta 200 firmas para un texto pobre y deshilachado, cuyo único propósito es oponerse al gobierno. Resulta curioso que se use el argumento de Schwarz y la "ubicuidad" para "oponerse" a la reforma, cuando fue el argumento que utilizamos para avalar la reforma. Tenemos una Constitución importada, copiada, buena en algunos aspectos, insuficiente en otros, que poco tiene que ver con la historia del pueblo y el suelo argentino, el idioma, la idiosincracia y los valores. Es doblemente equivocado decir que el cambio es "conservador" y que conservar una Constitución importada o copiada de Europa es ser "progresista": no lo es. Es decir que es la "nuestra" una Constitución foránea. Además, es decirle a la juventud que no tiene derecho a debatir los textos legales sin antes pedir permiso a profesores y periodistas, cuyo mayor mérito legal es haber guardado silencio durante el proceso, y después, con la impunidad de la democracia, que terminó con el gobierno que ellos, paradójicamente, cuestionan.  No es la primera vez que la libertad de expresión y pensamiento, en manos de grupos (que juntan firmas en vez de argumentos), deviene en prácticas difamatorias que empobrecen el debate. El debate de la nueva generación (que aprendió lo que era el Derecho aprendiendo lo que era la ESMA) es que en la Argentina se vuelvan a debatir ideas, programas, valores. Para esto, como dice Jürgen Habermas en su teoría de la acción comunicativa, "no habrá razón mientras haya excluidos del diálogo. Ya no puede haber excluidos. La misión del derecho y la de la prensa es que ya no haya excluidos, es ver lo que antes no veía. Por eso es equivocado decirse democrático y llamar a un debate por el derecho que empieza de la peor forma en que un debate serio por el derecho puede empezar: excluyendo al otro. Callando a los demás. 

Ese es el primer paso. Cambiar la denominación del derecho. Construir los Derechos Humanos como derechos del otro. Así se construye y se piensa al otro, sólo así se sostiene una democracia, a partir de la idea de que hay otros. Otras perspectivas.   


*Publicado en Tiempo Argentino

No hay comentarios:

Publicar un comentario