El
análisis sobre cobertura periodística de hechos judiciales es atractivo a
la hora de bucear en un profundo océano de explicaciones. Aquellas que
nos acerquen a las causas de una relación problemática y hasta
ciclotímica –con momentos de cooperación y conflicto– entre dos mundos
tan disímiles como el jurídico y el periodístico.
Al confrontar a estos mundos en su forma de mirar y pararse frente a
la realidad –orientándonos hacia una dimensión epistemológica–, tomamos
de Pierre Bourdieu la categorización de éstos como “campos”, en tanto
redes de relaciones entre sujetos con una actividad, formas de ser y de
actuar en común y que, a su vez, defienden esa mirada o producción de
sus saberes y prácticas hacia el gran campo social. La forma de
interpretar y generar prácticas que identifiquen al campo la da el
agente con su “habitus”.
Entre campos hay una competencia por obtener “capital” o
reconocimiento social. Y hay una gran lucha de los agentes que los
componen por el dominio o máximo reconocimiento dentro del propio campo.
Se da así esta doble lucha por el capital. En nuestro caso, entre lo
jurídico y los medios y en el interior de cada uno de esos campos
enunciados.
Bourdieu avanzó sobre una interpretación del capital que va más allá
del enfoque marxista. Superó una visión meramente economicista. Admitió
una lucha de clases en un campo determinado ante una distribución
desigual de capital. Pero, a diferencia del teórico alemán, Bourdieu nos
habla de capital simbólico o “energía física de lo social”. Una
categoría general que incluye al capital económico, pero también
cultural y social. Hacia el interior del campo, sus agentes se disputan
la mayor parte del capital en sus diferentes especies y volúmenes. Es
una dinámica permanente, porque entienden que ése es el objetivo que
está en juego (en jeux).
Advertimos, para el campo jurídico, su estratificación en instancias
judiciales, abogados de distinta experiencia, trayectoria e ingresos y
la descripción podría continuar. En el periodístico, también se pueden
observar jerarquías y responsabilidades asignadas a periodistas en
empresas y distintos reconocimientos por investigaciones realizadas o
primicias obtenidas.
En términos de disputa por el gran capital simbólico, hay quienes
aportaron sus visiones sobre cómo ambos mundos disputan el capital ante
el campo social, entendido como prestigio o legitimación.
El prestigio del campo jurídico podríamos resumirlo en aquel
pensamiento del recordado Oscar Landi cuando resaltaba el valor del juez
como el gran ordenador de “una sociedad desquiciada”. Esta idea se
resaltó en los ’90 y en el contexto de una de las tantas crisis
económicas e institucionales como la de 2001, donde se rescató el valor
de la Justicia como la última palabra en materia de legitimación del
orden social.
Ahora, una gran mayoría, compuesta tanto por jurídicos como por
“profanos” (como Bourdieu calificó a los ajenos al Derecho) coinciden en
la gran función de los medios como vectores indispensables del
principio de publicidad de los actos judiciales. Concepto nacido desde
lo jurídico y aprovechado por los medios para justificar su derecho de
mayor acceso a la información judicial institucional.
Esta asignación positiva hacia los medios tuvo su reconocimiento
expreso por hombres jurídicos. Valga el ejemplo de Carlos Fayt, quien en
el libro La omnipotencia de la prensa los califica hasta políticamente
como defensores u “Ombudsman” de la opinión pública.
A modo de conclusión, la competencia entre ambos mundos por el
prestigio o capital simbólico ante lo social se daría en la disputa por
el relato.
Sin entrar en discusiones filosóficas sobre la lucha por la verdad,
al menos, se desarrolla una competencia por el relato con mayor
verosimilitud ante episodios en investigación y juzgamiento.
El mundo jurídico, más encorsetado, lo realiza con un sustento desde
un pacto social que le propone reglas de juego rígidas, pero
previsibles a los efectos de asegurar derechos. El mundo periodístico,
aprovechando las puertas que le da la garantía de un mayor acceso a la
información, rediseña, actualiza y enriquece su juicio paralelo.
La idea del juicio paralelo no es nueva, pero provoca nuevas
sensaciones y discusiones acerca de si debe concebirse sólo como control
del Gobierno, en este caso de la Justicia institucional, o como un
nuevo servicio atractivo para ofrecer a sus respectivos mercados.
Publicado en Página12
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