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miércoles, 22 de agosto de 2012

LA DOBLE LUCHA CAPITAL

Por Martín López Lastra *
 
El análisis sobre cobertura periodística de hechos judiciales es atractivo a la hora de bucear en un profundo océano de explicaciones. Aquellas que nos acerquen a las causas de una relación problemática y hasta ciclotímica –con momentos de cooperación y conflicto– entre dos mundos tan disímiles como el jurídico y el periodístico.
Al confrontar a estos mundos en su forma de mirar y pararse frente a la realidad –orientándonos hacia una dimensión epistemológica–, tomamos de Pierre Bourdieu la categorización de éstos como “campos”, en tanto redes de relaciones entre sujetos con una actividad, formas de ser y de actuar en común y que, a su vez, defienden esa mirada o producción de sus saberes y prácticas hacia el gran campo social. La forma de interpretar y generar prácticas que identifiquen al campo la da el agente con su “habitus”.
Entre campos hay una competencia por obtener “capital” o reconocimiento social. Y hay una gran lucha de los agentes que los componen por el dominio o máximo reconocimiento dentro del propio campo.
Se da así esta doble lucha por el capital. En nuestro caso, entre lo jurídico y los medios y en el interior de cada uno de esos campos enunciados.
Bourdieu avanzó sobre una interpretación del capital que va más allá del enfoque marxista. Superó una visión meramente economicista. Admitió una lucha de clases en un campo determinado ante una distribución desigual de capital. Pero, a diferencia del teórico alemán, Bourdieu nos habla de capital simbólico o “energía física de lo social”. Una categoría general que incluye al capital económico, pero también cultural y social. Hacia el interior del campo, sus agentes se disputan la mayor parte del capital en sus diferentes especies y volúmenes. Es una dinámica permanente, porque entienden que ése es el objetivo que está en juego (en jeux).
Advertimos, para el campo jurídico, su estratificación en instancias judiciales, abogados de distinta experiencia, trayectoria e ingresos y la descripción podría continuar. En el periodístico, también se pueden observar jerarquías y responsabilidades asignadas a periodistas en empresas y distintos reconocimientos por investigaciones realizadas o primicias obtenidas.
En términos de disputa por el gran capital simbólico, hay quienes aportaron sus visiones sobre cómo ambos mundos disputan el capital ante el campo social, entendido como prestigio o legitimación.
El prestigio del campo jurídico podríamos resumirlo en aquel pensamiento del recordado Oscar Landi cuando resaltaba el valor del juez como el gran ordenador de “una sociedad desquiciada”. Esta idea se resaltó en los ’90 y en el contexto de una de las tantas crisis económicas e institucionales como la de 2001, donde se rescató el valor de la Justicia como la última palabra en materia de legitimación del orden social.
Ahora, una gran mayoría, compuesta tanto por jurídicos como por “profanos” (como Bourdieu calificó a los ajenos al Derecho) coinciden en la gran función de los medios como vectores indispensables del principio de publicidad de los actos judiciales. Concepto nacido desde lo jurídico y aprovechado por los medios para justificar su derecho de mayor acceso a la información judicial institucional.
Esta asignación positiva hacia los medios tuvo su reconocimiento expreso por hombres jurídicos. Valga el ejemplo de Carlos Fayt, quien en el libro La omnipotencia de la prensa los califica hasta políticamente como defensores u “Ombudsman” de la opinión pública.
A modo de conclusión, la competencia entre ambos mundos por el prestigio o capital simbólico ante lo social se daría en la disputa por el relato.
Sin entrar en discusiones filosóficas sobre la lucha por la verdad, al menos, se desarrolla una competencia por el relato con mayor verosimilitud ante episodios en investigación y juzgamiento.
El mundo jurídico, más encorsetado, lo realiza con un sustento desde un pacto social que le propone reglas de juego rígidas, pero previsibles a los efectos de asegurar derechos. El mundo periodístico, aprovechando las puertas que le da la garantía de un mayor acceso a la información, rediseña, actualiza y enriquece su juicio paralelo.
La idea del juicio paralelo no es nueva, pero provoca nuevas sensaciones y discusiones acerca de si debe concebirse sólo como control del Gobierno, en este caso de la Justicia institucional, o como un nuevo servicio atractivo para ofrecer a sus respectivos mercados.

* Licenciado en Comunicación Social UNLP. Autor del libro Venganza de los profanos.
   Publicado en Página12

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