Considerando
que este país se está yendo al diablo, me apuro a escribir esta nota
porque no descarto que en breve desaparezca este diario, la Argentina y
yo mismo. La culpa es del kirchnerismo, ¡cómo no!, que en lugar de hacer
la plancha a lo De la Rúa, y cerrar acuerdos con los que tienen la
sartén con el mango, se dedicó a pelearse. ¿Qué les costaba bajarle unos
20 puntitos a las retenciones, hacerse los sotas con el tema papel
prensa, firmar cualquier cosa que el FMI te ponga enfrente y dejarse de
joder con tanta maraca de lo nacional y popular?
Ahora, lo que sí
tenemos que reconocerle, es haber conseguido, además de fútbol, pescado y
automovilismo para todos, trabajo para todos. Y no me refiero al bajo
índice de desempleo. A quién le importa eso ahora, habiendo inseguridad,
dólares esquivos, poca importación y viento de frente. Me refiero a los
que encontraron sentido a sus vidas gracias al gobierno.
Moyano y Lanata, sin ir más lejos. Moyano, gracias al kirchnerismo
dejó de ser un gordo satisfecho al borde de retirarse a cuidar nietos
para volver a ser aquel aguerrido militante preocupado por los derechos
suyos, de sus hijos, esposa, ex esposas y amigos íntimos. El gobierno
perdió una aliado pero el país ganó un líder y un camionero, mano de
otra necesaria con tanta soja que transportar. Si el kirchnerismo no le
hubiera pegado un voleo en el orto, sería otro asqueroso gordo
oficialista. Contra el kirchnerismo no se sabe qué es, pero al menos
está en TN en horario central. Lanata andaba perdido, fundando y
fundiendo diarios asociados a timberos de calaña internacional, haciendo
stand up (y demostrando que cierto periodismo es más bien cómico), y
entrevistando a las 26 personas que iban a salvar el mundo (y en inglés,
idioma que Lanata habla tan bien como Moreno el portugués). Ahora,
gracias al kirchnerismo, volvió a ser formador de opinión y guardián de
ideología; ayer de la suya, hoy de los qué más pagan. Seguro que en las
elecciones vota a cualquier candidato kirchnerista; es la mejor manera
de seguir facturando. ¡El kirchnerismo piensa hasta en el futuro de sus
detractores!
Los funcionarios de Repsol, luego de engordar de tanto rascarse,
encontraron trabajo de camareros y porteros en su España natal, sobre
todo ahora que los gallegos se rajan a buscar mejores horizontes. De
paso, su vocero y lobista Alberto Fernández, encontró trabajo de borrar
con el codo lo que ayer escribió con la mano. Con medio centenar de
esquizofrénicos como él, Moyano y Lanata, los psicólogos argentinos
tienen garantizados el trabajo por una década. ¡Neurosis nacional y
popular para todos: el kirchnerismo lo hizo! ¿Y las abuelitas Mirtha,
Susana y Magdalena, qué me dicen de esas abuelitas? Ayer nomás estaban a
punto caramelo de retirarse a tejer mañanitas y encontraron en el
kirchnerismo motivos de odio para volver a ser esas amazonas del
pensamiento de doña Rosa de la patria que las parió.
Y los hombres de la iglesia pudieron al fin dejar ese horrible
trabajo de proteger curas acosadores de infantes. Qué importa que Videla
los haya mandado al frente diciendo que asesoraban a su gobierno
asesino; lo que importa es que con el kirchnerismo volvieron a
asemejarse al barbeta de tanto hablar de los pobres y desamparados.
¡Ostias kirchneristas para todos!
Hablando de doña Rosa. ¿Qué me dicen de los representantes de la
clase media? Ayer anulados en el limbo del estado de bienestar, pensando
nada más que en comprarse colchones enormes y huecos, de pronto
encuentran trabajo de batidores de cacerolas en Plaza de Mayo (ahora
hace demasiado frío para luchar por cualquier causa, pero en setiembre
ya van a ver), saliendo a pedir por sus dólares como otras madres
igualmente aguerridas salieron a pedir por sus hijos. Las que
recuperaron sus trabajos (aunque en este caso eso no las hace felices),
son esas madres que por fin se habían sacado a sus hijos de encima,
logrando que hicieran carrera en España, Francia, etc., de camareros y
vendedores de baratijas en mercados callejeros, y que ahora se los
tienen que aguantar de regreso, lo que las obliga cada domingo a
trabajar como locas y cocinar ñoquis para toda la familia reunida
alrededor de la mesa ¡y con lo cara que está la papa! ¿No les convenía
quedarse a pedir limosna en Europa que venir a añorar dólares acá?
Otro caso de sector laboral de oferta satisfecha, es la de ese grupo
de personajes de vida un tanto mediocre, como Julio Bárbaro, Jorge
Asís, Patricia Bullrich, Melconian, Dreyfus (no digo que ellos sean
mediocres; son criaturitas de Dios como nosotros, pero es que cuesta
tanto encontrar sus obras, las huellas de su paso por el mundo, sus
servicios a la comunidad), que encontraron trabajo como gurúes de los
programas políticos. Y para colmo se reproducen como conejos, y los
conejitos también encuentran trabajo. ¡Viva el kirchnerismo! Porque sin
el kirchnerismo serían oscuros intelectuales sin obras a la vista, sin
libros, sin proyectos, sin ideas. No es que ahora las tengan, a las
ideas, pero al menos trabajan como si las tuvieran, lo que no es poco.
¡El kirchnerismo logró que exista antikirchnerismo para todos!
Ni hablar del trabajo que consiguieron esos grandes personajes de la
escena nacional: los arbolitos, tan importantes en nuestras vidas.
¿Para cuándo una novela de amor argentino, donde un arbolito se enamora
de una remarcadora de precios de un supermercado y sufren de un amor
incomprendido por los clientes?
Y la mesa de enlace también encontró trabajo. A punto de ser
olvidados por sus representados de tan ocupados que estaban en facturar y
facturar, de pronto se vuelven personajes guevaristas, indispensables
para no dejarnos olvidar que este es un país agrícola y exportador
exclusivamente de materia prima y no generadora de productos
manufacturados (¡habráse visto semejante pretensión!). ¡Soja
kirchnerista para todos!
La que no da más de tanto trabajo es Cecilia Pando, que de odiar en
la soledad de su casa y de confesar sueños oscuros frente a su cura de
cabecera, pasó a coordinar una caceroleada acá, una marcha de la muerte
allá. Si hasta cierta mano de otra desocupada se sacudió la modorra y
salió a la pesca de viejitos como don Jorge Julio. ¡Trabajo para todos;
el kirchnerismo no discrimina! Otros que tuvieron que ponerse a trabajar
-y que se jodan- fueron los gay; sí, eso dije: los gay. Antes del
kirchnerismo se limitaban a citarse en los rincones oscuros de la patria
y ahora, por culpa de esa ley de matrimonio igualitario andan formando
familias y hogares. De revolear los abanicos de Loco Mía a toda hora
pasaron a lavar platos, adoptar chicos y cambiar pañales como cualquier
marido o esposa del mundo. Que vean lo que es bueno.
Hay más, mucho más. ¡Kirchnerismo = desocupación cero! Ahí están los
chicos que se sumaron al mundo productivo/educativo/laboral. Antes
estaban en la casa mirando los mismo dibujitos una y otra vez, y ahora, y
por culpa de la asignación universal por hijo están obligados a ir a la
escuela, a vacunarse y a aprender a manejar una PC. Los escritores
antikirchneristas como Tenembaun, Morales Solá, Rosendo Fraga y Jorge
Asís, ahora tienen el trabajo de sacar al menos un libro por año
anunciando que esto se cae, hasta que le acierten de una vez. ¡El
kirchnerismo es tan generoso, que capaz que un día de estos se cae nada
más que para darles un motivo de alegría!
El que no tiene poco trabajo es Scioli, que debe manejar semejante
provincia con una sola mano, y no precisamente mano dura, y seguir
poniendo cara de nada hasta cuando le están cocinando los cojones en una
olla popular. ¡Con el kirchnerismo todos consiguen trabajo, hasta los
que no saben hacer gran cosa! Pero si yo mismo estaba en mi casa
contando la plata que me llegaba cada día por mis derechos de autor de
libros, películas y tutti gli fiocchi, y de pronto me veo escribiendo a
favor de lo que me pagan, y todo para poder seguir vistiendo de Armani y
tomando Veuve Clicqot los bellos atardeceres kirchneristas.
La lista podría seguir, pero el papel se termina. Hay más, mucho
más: Cavallo encontró trabajo de opinador después de un largo período de
pedir limosna frente a la sede mundial de FMI. Los taxistas dejaron de
hablar del tiempo para volverse voceros del caos que se viene. Cobos,
Carrió, entre otros, trabajan a tiempo parcial de políticos, tarea que
habían abandonado hacía rato, si es que alguna vez la encararon. ¡Viva
el milagro kirchnerista!
Curiosamente, el milagro que el kirchnerismo no logró es que Macri
consiga trabajo. Quisquilloso como es el kirchnerismo, al que poca
gracia le hace que haya un argentino desocupado, capaz que hoy mismo la
presidenta anuncia (y por cadena nacional): "Se solicita joven
emprendedor para que se haga cargo de las responsabilidades de la ciudad
de Buenos Aires. Se ofrece horario cortado, derecho a dormir la siesta y
cinco vacaciones al año". Entonces sí, felicidad para todos.
*Publicado en Rosario12
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