21 billones de dólares. Esta es la nueva estimación de la
riqueza escondida en paraísos fiscales según un estudio publicado el
pasado lunes 22 de julio por Tax Justice Network. Esta cantidad
representa la suma de los PIB de Estados Unidos y Japón juntos, y se
trataría, según el autor del estudio, el economista James Henry, de una
estimación conservadora.
La cifra podría elevarse hasta los 32 billones; aún así, el cálculo
se limita a los activos financieros, y excluye, por tanto, propiedades
inmobiliarias, yates o colecciones de arte. El mismo estudio ofrece
nuevos datos que quitan el hipo respecto a la brecha entre los que más
tienen y el resto.
Así es como se repartirían, según la investigación, los 55 billones
de dólares que existen en forma de activos financieros netos a nivel
global: unas 90 mil personas, es decir, el 0,001 por ciento de la
población, poseerían el 30%; algo más de nueve millones de personas, el
0,14% de la población, controlarían el 81,3%; finalmente, el 99,86%
restante de la población se dividiría el 18,7% de esos 55 billones.
Así pues, si incorporamos al análisis los fondos escondidos en
paraísos fiscales, es posible que los niveles de desigualdad existentes
sean mucho peores de lo que nos habían contado.
Suponiendo que los 21 billones de dólares que las personas más ricas
del planeta esconden en paraísos fiscales produjeran una rentabilidad
del tres por ciento anual, y que a ese beneficio se le aplicara un
impuesto del 30%, se generarían ingresos fiscales por valor de 190 mil
millones de dólares, una cifra muy superior a la cantidad que los países
de la OCDE destinan cada año para financiar la Ayuda Oficial al
Desarrollo.
Dicho de otro modo, el servicio que los paraísos fiscales ofrecen en
la actualidad para que las personas más ricas puedan ocultar su dinero
supone un lastre inaceptable para el resto de la población.
Esas mismas personas que esconden su dinero en paraísos fiscales
utilizan servicios y bienes públicos para generar su riqueza, pero
deciden no pagar por ello. Parece ser que para eso ya estamos el 99,86
por ciento de la población restante. Para los más ricos, las reglas del
juego son otras.
Mientras tanto, vemos como nuestros gobiernos siguen endeudándose a
un coste insostenible. ¿Y quién soporta el coste de la deuda? Pues
repasen algunas de las medidas acordadas por varios gobiernos europeos,
incluido el nuestro, y obtendrán algunas respuestas.
Por último, el mismo estudio indica que los 50 bancos más importantes
del mundo gestionaron en 2010 transacciones financieras internacionales
para clientes privados por valor de 12 billones de dólares.
Los tres bancos que gestionaron el mayor volumen fueron UBS, Credit
Suisse y Goldman Sachs. Por si ya lo habían olvidado, los tres bancos
que encabezan la lista han sido ya rescatados con fondos públicos
financiados por las y los contribuyentes.
Les cuento esto porque estos bancos internacionales, todos ellos con
presencia en muchos de los paraísos fiscales actuales, son elementos
fundamentales de una industria orientada a proporcionar a las personas
más ricas los servicios que necesitan para esconder sus fondos en
lugares en los que no pagan impuestos y en los que su identidad se
mantiene oculta.
Precisamente porque se trata de un mundo opaco, las cifras que
proporciona el estudio pueden ser discutibles. No obstante, el estudio
ha sido considerado como el más completo hasta la fecha, y el mismo
autor reta al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional a
mejorarlo.
Hasta ahora, sin embargo, parece que ninguno de los dos organismos se
ha dignado a abordar el problema con la seriedad que merece. Tampoco
los países que forman el G20 o la OECD están actuando con firmeza contra
el secretismo financiero que ofrecen los paraísos fiscales, entre ellos
Delaware en Estados Unidos, Suiza o muchos de los overseas territories
del Reino Unido. No sé a ustedes, pero a mí me resulta sospechoso.
*Publicado en Telesurtv.net
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