Hay obras públicas que las podría hacer tanto
el Estado como los privados. Algunas las hizo y administró mejor el
Estado. Otras requirieron de la inversión del capital privado. Pero
están las que jamás las haría empresa privada alguna. Son las que sólo
podría concretar el Estado y únicamente si su gobierno es nacional,
popular, democrático y federal. Un buen ejemplo de este tipo de obras
es el de la fibra óptica submarina en el Estrecho de Magallanes, que el
viernes inauguró la presidenta de todos los argentinos.
El Estado Nacional dragó el canal desde el continente hasta Tierra del Fuego, para instalar la fibra óptica a un metro y medio de profundidad por debajo del lecho, trabajando hasta 90 metros de profundidad de agua, a lo largo de 40 kilómetros de costa a costa, más otros 60 kilómetros terrestres repartidos en Santa Cruz y en la isla. Invirtió 170 millones de dólares, para conectar a la provincia más austral del país, la más deshabitada, menos de 130 mil habitantes, con el mayor ancho de banda que hoy se puede obtener en la Capital Federal, para Internet, telefonía y televisión. Empezando en octubre pasado y terminando en dos meses más, será finalmente, apenas un parto de nueve meses. Doble metáfora, por tiempo público récord y por gestación estatal exitosa. A pesar de las internas, obstrucciones, inercias, burocracias y resabios de corrupción, que por supuesto siguen existiendo, y a los que diariamente hay que darles combate y aquí fueron vencidos. Lo hizo el Estado argentino y lo seguirá haciendo. Lo que ninguna de las grandes multinacionales de las telecomunicaciones haría jamás.
Semejante emprendimiento sólo se puede hacer cuando lo último que interesa es la rentabilidad del capital monetario invertido. Lo que se buscó fue lo opuesto al lucro empresario privado y a la exclusión social, que siempre van de la mano. Se cumplió una vez más y ahora en forma ejemplar, con los objetivos enunciados en el Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada. Lo expresó claramente Ceferino Namuncurá, titular de la Comisión Nacional de Comunicaciones: “la integración del país a través de la tecnología y en igualdad de condiciones” y “ratificar el compromiso presidencial de llegar a todos los rincones de la Argentina”.
Hasta hoy Tierra del Fuego sólo se conecta con el resto de la Argentina a través de un radioenlace de Telefónica de Argentina, que apenas funciona regularmente cuando las condiciones climáticas se lo permiten. Cristina Fernández además destacó que el costo de cada Mbps (megabits por segundo) mayorista de Internet para Tierra del Fuego, que en manos privadas monopólicas hoy cuesta más de 300 dólares al mes, con esta fibra submarina estatal pasará a costar 80 dólares. Y en 60 días más, cuando se ponga en funcionamiento, por ese mismo costo, los hermanos fueguinos podrán disponer de servicios sólo soñados: las mismas velocidades de conexión a Internet de los centros urbanos anillados con fibra óptica, telefonía digital ip de calidad superior a los fijos y celulares, y canales de videocable de alta definición, todo a través de la misma conexión. Para rematar, ese triple play será cuatro veces más barato que lo que paga la provincia por sólo el servicio de Internet de baja velocidad. Se verifica con contundencia la falsedad de que a mayor distancia los servicios de telecomunicaciones son más costosos, más lentos y de menor calidad . Mentiras de las telco monopólicas para invertir lo menos posible y únicamente en aquellas zonas donde puedan seguir cobrando 100 lo que les cuesta uno.
Cuando la tecnología se pone al servicio de un proyecto de inclusión digital, con igualdad en la accesibilidad y en la calidad de los servicios para todos los habitantes del país, sin importar su condición social ni la lejanía de sus pueblos; cuando además, los funcionarios de distinos niveles de responsabilidad, de los organismos y empresas estatales encargadas de concretarlo, Ministerio de Planificación, CNC y ARSAT en este caso, ejecutan en sintonía con la férrea conducción política presidencial, una sociedad más igualitaria y democrática, empieza a convertirse en realidad.
Argentina Conectada es el proyecto tecnológico de integración más ambicioso y democrático de toda América Latina. No hay precedente alguno de un proyecto de red digital de alta tecnología que una a todos los pueblos y comunidades de un país, con todos los servicios de banda ancha disponibles para cada uno de los 9399 sitios y localidades de su territorio, barrio por barrio, manzana por manzana. Y además empezando por los más alejados, pobres y deshabitados.
Simboliza el cambio de época y no una época de cambios, sustancial diferencia que Cristina Fernández suele marcar y que todavía a muchos les cuesta vislumbrar, sean protagonistas u observadores.
El Estado Nacional dragó el canal desde el continente hasta Tierra del Fuego, para instalar la fibra óptica a un metro y medio de profundidad por debajo del lecho, trabajando hasta 90 metros de profundidad de agua, a lo largo de 40 kilómetros de costa a costa, más otros 60 kilómetros terrestres repartidos en Santa Cruz y en la isla. Invirtió 170 millones de dólares, para conectar a la provincia más austral del país, la más deshabitada, menos de 130 mil habitantes, con el mayor ancho de banda que hoy se puede obtener en la Capital Federal, para Internet, telefonía y televisión. Empezando en octubre pasado y terminando en dos meses más, será finalmente, apenas un parto de nueve meses. Doble metáfora, por tiempo público récord y por gestación estatal exitosa. A pesar de las internas, obstrucciones, inercias, burocracias y resabios de corrupción, que por supuesto siguen existiendo, y a los que diariamente hay que darles combate y aquí fueron vencidos. Lo hizo el Estado argentino y lo seguirá haciendo. Lo que ninguna de las grandes multinacionales de las telecomunicaciones haría jamás.
Semejante emprendimiento sólo se puede hacer cuando lo último que interesa es la rentabilidad del capital monetario invertido. Lo que se buscó fue lo opuesto al lucro empresario privado y a la exclusión social, que siempre van de la mano. Se cumplió una vez más y ahora en forma ejemplar, con los objetivos enunciados en el Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada. Lo expresó claramente Ceferino Namuncurá, titular de la Comisión Nacional de Comunicaciones: “la integración del país a través de la tecnología y en igualdad de condiciones” y “ratificar el compromiso presidencial de llegar a todos los rincones de la Argentina”.
Hasta hoy Tierra del Fuego sólo se conecta con el resto de la Argentina a través de un radioenlace de Telefónica de Argentina, que apenas funciona regularmente cuando las condiciones climáticas se lo permiten. Cristina Fernández además destacó que el costo de cada Mbps (megabits por segundo) mayorista de Internet para Tierra del Fuego, que en manos privadas monopólicas hoy cuesta más de 300 dólares al mes, con esta fibra submarina estatal pasará a costar 80 dólares. Y en 60 días más, cuando se ponga en funcionamiento, por ese mismo costo, los hermanos fueguinos podrán disponer de servicios sólo soñados: las mismas velocidades de conexión a Internet de los centros urbanos anillados con fibra óptica, telefonía digital ip de calidad superior a los fijos y celulares, y canales de videocable de alta definición, todo a través de la misma conexión. Para rematar, ese triple play será cuatro veces más barato que lo que paga la provincia por sólo el servicio de Internet de baja velocidad. Se verifica con contundencia la falsedad de que a mayor distancia los servicios de telecomunicaciones son más costosos, más lentos y de menor calidad . Mentiras de las telco monopólicas para invertir lo menos posible y únicamente en aquellas zonas donde puedan seguir cobrando 100 lo que les cuesta uno.
Cuando la tecnología se pone al servicio de un proyecto de inclusión digital, con igualdad en la accesibilidad y en la calidad de los servicios para todos los habitantes del país, sin importar su condición social ni la lejanía de sus pueblos; cuando además, los funcionarios de distinos niveles de responsabilidad, de los organismos y empresas estatales encargadas de concretarlo, Ministerio de Planificación, CNC y ARSAT en este caso, ejecutan en sintonía con la férrea conducción política presidencial, una sociedad más igualitaria y democrática, empieza a convertirse en realidad.
Argentina Conectada es el proyecto tecnológico de integración más ambicioso y democrático de toda América Latina. No hay precedente alguno de un proyecto de red digital de alta tecnología que una a todos los pueblos y comunidades de un país, con todos los servicios de banda ancha disponibles para cada uno de los 9399 sitios y localidades de su territorio, barrio por barrio, manzana por manzana. Y además empezando por los más alejados, pobres y deshabitados.
Simboliza el cambio de época y no una época de cambios, sustancial diferencia que Cristina Fernández suele marcar y que todavía a muchos les cuesta vislumbrar, sean protagonistas u observadores.
*Publicado en Tiempo Argentina
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