Diputado Olmedo |
Por Dr. Rubén Visconti*
Es costumbre que
cuando en el desempeño de cualquier actividad tiene comportamientos o actitudes
fuera del rango establecido por lo común a los seres humanos se los caratulen de “locos”.
Esta costumbre es muy repetitiva en los jugadores de football y existen de la misma una larga nómina, en este deporte, que así han sido caracterizados por lo periodistas del rubro, agregando a sus apelativos el agregado de loco. Por ejemplo, el loco Gatti, el loco Corbatta y también a muchos otros que podríamos agregar en esta lista. Y a ninguno nos parece mal y hasta lo celebramos.
Claro que el tema
se nos complica cuando la realidad nos indica que además de esos locos
calificados como tales por sus habilidades extremas y especiales, existen en las
sociedades humanas otros locos reales, algunos mansos e inofensivos y otros muy
peligrosos que deben ser sancionados y
reprimidos para evitar que dañen la vida ajena por su capacidad irreprimible
para ellos, de hacer daño.
Todos esos “locos”
malos que requieren una sanción y así se les aplica, ejemplo a los violadores
mandándolos a la cárcel, identificándolos ante sus vecinos, lo que impide su
regreso luego de cumplida la pena y liberados que vuelvan a las andadas.
Pero existen
personas o personajes que no estando satisfechos con esas sanciones que vienen
proponiendo aumentarlas a los cuales por la singularidad de sus ideas corremos
el riesgo de incluirlos en ese conjunto al que denominarlos “locos”, locos
lindos, cuando en realidad son altamente peligrosos sobre todos si poseen
riquezas inmensas y por lo tanto poder y, además, tienen participación
política, son diputados o senadores y quizás hasta se propongan algún día para
llegar a ser electos como Presidentes del país; todo ello agrava las
posibilidades de que el error de sumarlos al grupo de los buenos pueda
ocasionar un futuro altamente peligroso
para el resto de los habitantes, ya si es un loco malo y llega a aumentar sus
niveles de autoridad las consecuencias puede llegar a niveles peligrosísimos.
Y como estamos
observando que existe entre nuestros conciudadanos una persona que posee ambas
condiciones, es rico a RICACHÓN, porque es propietario de 35.000 has. con
sembrado de soja en Salta y, además, otras miles en Santiago del Estero donde
ya se comprobó que explota servilmente a su personal, y ya tiene un cargo
político relevante, es decir, las condiciones básicas para hacer mal, es
necesario, indispensable, tomar medidas para detener su avance ya, antes que
tenga poder para ejecutar sus maldades.
Nos estamos
refiriendo a Olmedo, el de Salta, el de las 35.000 has de campo, el de las
otras miles en Santiago, que desde hace unos meses viene proponiendo
arbitrarias medidas para sancionar a los homosexuales y a los violadores que
demuestran que, basado en su ignorancia
supina, predica en ambos temas, complejos hasta para los mejores especialistas,
opina libremente como si fuera un sabio, sobre lo que hay que hacer.
Si hay actitudes
y conductas cuando tienen su nacimiento en personas de elevados conocimientos
que pese a ello, son contrarias a toda lógica y ecuanimidad, cuánto más
peligrosas resultan cuando solo tienen origen en la cabeza de un ignorante que
confunde sus poderes económicos de los cuales han derivado también sus poderes
políticos, para impulsarlas y promoverlas. Recordemos a Hitler, inteligente,
pero loco malísimo.
Quizás ni ellos
mismos lo adviertan pero cuando actúan así podemos considerarlos como él,
Olmedo, pretende hacerlo con los homosexuales y violadores, dado que también
debe ser incluido en la categoría señalada de locos malos, sabiendo que el
término de locos es solo una forma simple de denominarlos a quien posee la
mente alterada como lo demuestran esas propuesta; es una mente que debe ser
corregida para cortar todas sus posibilidades de hacer daño.
Y afortunadamente
existen procedimientos médicos quirúrgicos destinados a eliminar del cerebro
todas las posibilidades de hacer el mal, como Olmedo propone, la castración y
los baños exclusivos para los violadores y homos, nosotros tenemos el deber después de este análisis de la conducta
del referido Olmedo, proponer que le corten en el cerebro los cables necesarios
para transformarlo en un ser humano manso y comprensivo que no pueda dañar.
*Doctor en economía, Docente de la UNR, Miembro del CEP
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