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viernes, 10 de febrero de 2012

LOS MALVINEROS NO PUEDEN COMER BANANAS


Por Dr. Rubén Visconti*

Los comentarios que a continuación efectuamos serían solamente risibles si no tuvieran origen en un diario argentino, La Nación, que así nos ha hecho saber mediante una “alarmante noticia” publicada en su edición de días pasados. Deja constancia así, de que la imposibilidad de los isleños es el resultado de la negativa de los países americanos, que apoyando a la Argentina, han decidido, en conjunto, que los barcos con bandera de las Islas no se abastezcan en sus respectivos puertos.
Ante tan alarmante situación ya que las bananas proveen de una buena cantidad de hierro que a los malvineros aparentemente les falta, y, considerando que como seres humanos generosos y pacíficos, los argentinos tenemos la obligación de aportar a la solución de esa cruel falencia, hemos procedido a elaborar unas posibles soluciones que permitan aportar a la provisión de bananas.
Partamos de la base del siguiente cálculo. Siendo las habitantes de esas islas invasores e ilegales supuestos  “dueños” de esas frías y destempladas tierras, procedan a devolvérnoslas y regresen a su país de origen, Inglaterra, donde seguramente encontrarán bananas a montones, y s no las hay pueden traerlas gratis de las islas del Caribe de las cuales ese país mantiene su decisión de seguir ocupando con toda ilegalidad nacida de sus procedimientos colonialista.
Como esta solución puede ser considerada un poco exagerada dado que trasladarse en pleno invierno con todos sus bártulos, tenemos otra que confiamos acepten.
Dos mil habitantes a una banana diaria  de modo de  que puedan suplir su carencia de hierro y si no  las pueden comer traten de metérselas en el cuerpo por otra parte además de la boca, nos daría la siguiente operación,
2000 x 365 =730.000 bananas anuales
730.000 / 12 = equivalen a 60833 docenas
Cada docena puede ocupar un tercio de m2
Las 60.833 docenas hacen necesario para transportarlas / 3 =      20780 m2
Para transportarlas y aun así, antes, para comprarlas pueden solicitar un crédito al banco de Inglaterra que seguramente se los dará, por el importe resultante que algún importador  inglés les cobrará no  muy elevado porque tampoco las ha pagado a valor real ya que han  sido robadas en su función de antiguos piratas y filibusteros a los que la Reina les ha autorizado y, para que al que robe  más otorgarle el título de SIR .
En fin, creemos que el asunto de la financiación  será un problema fácilmente superable. Nos queda el almacenaje, que tiene que ser en frío, también fácil de arreglar ya que frió sobra en Malvinas y sus alrededores.
Nos queda el transporte, para lo cual proponemos que sacando los misiles y demás armamento que posee el destructor que ya está cerca, obtendrán espacio y si no les alcanza tienen al submarino con arsenal atómico para llenarlo de bananas como complemento.
Así, y con esta gran colaboración de nuestra parte, tendrán bananas por un año que quizás les duren más debido  a que a algunos de los isleños no les gusten para los cual podríamos hablar de manzanas u otra fruta de nuestra Patagonia pero de los cual no conviene avivarlos mucho no vaya que le echen el ojo y sostengan que también es de ellos, total la plataforma submarina se puede medir del derecho y del revés. A  los chorros no se les  puede dar confianza, no paran hasta no afanarte todo.
Confiamos en que ambas soluciones son pasibles de ser puestas en marcha y como el “destacado diario La Nación ha tenido el acierto” de hacernos conocer este problema de la falta de bananas, pedirle al mencionado diario “argentino” que se los trasmita a los isleños cumpliendo a satisfacción y seguramente, con placer, el papel de cipayos  que tanto les gusta.
¡Allá van las bananas,  quédense tranquilos, estos argentinos son boludos de marca mayor, y por si acaso manden fruta para los muchachos del diario! Es un buen título de primera  página para el pasquín que también es socio en Papel Prensa.

*Doctor en Economía - Docente de la UNR
   Miembro del CEP

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