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miércoles, 14 de diciembre de 2011

SINTONÍA FINA PARA DISTRIBUIR MEJOR LA RIQUEZA

Por Ariel Garbarz*

La necesaria conflictividad que supone una nueva política redistributiva de los ingresos, no puede ser manejada sólo con la férrea conducción presidencial, si no se libra la batalla en todos lo niveles de la gestión de gobierno
Escribía Felipe Yapur, en su columna de Tiempo Argentino, que “para lograr una mayor y mejor distribución de la riqueza –la sintonía fina del modelo– se requiere que el Estado garantice con su accionar una fuerte vinculación entre sus dimensiones políticas, económicas e institucionales. En ese sentido ya se ve que la gestión propugnará una sinergia cada vez mayor entre los planos político, técnico y burocrático. Buscando diagramar una trayectoria consistente entre programas de gobierno, mecanismos de consenso y resolución de los conflictos que en este derrotero se susciten.”
Días atrás y por primera vez, los 12 ministros de Comunicaciones y Tecnologías de la Información de los países de la Unasur se reunieron para debatir cómo lograr mayor acceso, abaratar costos y tener mayor soberanía sobre las comunicaciones y la conectividad en la región. La redistribución del ancho de banda es una necesidad estructural para el desarrollo productivo independiente de América Latina y es un servicio público imprescindible en cualquier programa de redistribución de la riqueza .
En ese contexto, tomar un caso concreto de gestión interna del Ministerio de Planificación (MINPLAN), vinculado a una de sus áreas estratégicas, la de comunicaciones, quizá sirva al debate de cómo encarar esta nueva etapa de sintonías finas.

SINTONÍA GRUESA: LA PRIMERA BATALLA GANADA. Cuando hace un año el gobierno lanzaba el Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada, los objetivos parecían demasiado ambiciosos para que el Estado lograra alcanzarlos. En cinco años había que unir a las 9399 localidades del país mediante 50 mil kilómetros de fibra óptica, para incluir digitalmente con banda ancha de Internet, telefonía y televisión, o sea el triple play, a 10 millones de argentinos excluidos.
Pero además, eso planteaba empezar a doblegar a los monopolios de las telecomunicaciones, generadores de esa misma exclusión, abrir la competencia a todos los prestadores, independientemente de su tamaño y localización, abaratar los costos de los servicios, creando las condiciones imprescindibles para multiplicar empleos y nuevos emprendimientos, como ya ha ocurrido en más de una docena de países que, sólo gracias a la democratización de Internet han subido en un 3,4% promedio su PBI .
El ministro Julio De Vido invitó el año pasado a los CEO europeos de Telefónica y Telecom, para hacerles firmar un Acuerdo de Prácticas Antimonopólicas. Pero también el gobierno les ofreció compartir redes privadas y estatales, si aceptaban someterse a sus objetivos políticos democratizadores. La oferta fue seguir como prestadores locales a cambio de empezar a reducir sus fabulosas ganancias, muy superiores a las de sus países de origen, ante la irrupción de un nuevo competidor y operador estatal con red troncal propia en todo el país.
Paralelamente, el ministerio convocó a los proveedores de servicios de telecomunicaciones pequeños y medianos del interior a los salones del MINPLAN para escuchar sus reclamos y necesidades. El ministro les anunció que potenciaría a las pymes y cooperativas de comunicaciones, imprescindibles para el éxito del plan, y mandó ingenieros, abogados, arquitectos y técnicos de la universidad pública a todas las provincias para darles las primeras respuestas concretas in situ.
Con la primera batalla ganada se hizo necesario sintonizar finamente. Instalar filtros muy confiables y estables, para rechazo de las señales provenientes de fuentes indeseables.

CONFIGURANDO LA SINTONÍA FINA. El gobierno nacional podría haber llamado a licitación nacional e internacional para los estudios, relevamientos y proyectos de la Red Nacional Digital de Fibra Óptica. Sus antecesores elegían ese camino. En el mejor de los casos y por más cláusulas antimonopólicas que se establezcan en los pliegos, habrían ganado los mejores en tecnología, experiencia y capacidad de ejecución, o sea las telcos multinacionales y sus socios, que siempre aplicaron esa capacidad de ejecución, experiencia y tecnología, guiados por la tasa de mayor rentabilidad y por el mantenimiento del dominio de mercado. Inclusión social, creación de empleo, fortalecimiento de las pymes y democratización del triple play habrían quedado sólo en los papeles de Argentina Conectada.
En lugar de servirles en bandeja las licitaciones, el ministerio convocó a otro organismo estatal, la UTN, para la asistencia técnica a las pymes y cooperativas, los relevamientos de la infraestructura y servicios de comunicaciones y finalmente los proyectos de redes digitales para todas las localidades del país. Con estructura de facultades en casi todas las provincias, la UTN está llegando con sus profesionales a todos los pueblos del Interior. Hoy estamos relevando 100 localidades por semana. En su momento se opusieron un par de funcionarios, conservadores de su conocimiento de la realidad del país, adquirido por décadas de dominación del duopolio telefónico, planteando que: “No vemos necesario que la universidad haga estudios de la situación de los servicios públicos y de telecomunicaciones del interior porque contamos con toda esa información.” Pero el ministro fue contundente en la necesidad de reconstrucción de esos conocimientos, desde los organismos y recursos humanos que dispone el Estado para tal fin. El resultado está a la vista.
Los presupuestos y las prestaciones técnicas específicas que brindaría la universidad se analizaron y discutieron públicamente en los salones denominados Rojo y Negro de los pisos nueve a once del ministerio. Esas gestiones no fueron a puertas cerradas, sino en presencia de todos los representantes técnicos, sindicales y políticos de Argentina Conectada, del MINPLAN, de la CNC, de Arsat, de FOETRA y de la UTN.
Así se dio prioridad a la transparencia y al consenso en la elaboración de los convenios, pagando el precio de la demora de meses en concretarlos por las marchas y contramarchas, propias de sentar en la misma mesa a técnicos, profesionales y funcionarios de distintos organismos, generaciones y orígenes políticos, pero con una conducción estratégica clara, explícita y no negociable.
Eso es hacer el camino al andar, en lugar de transitar los senderos trazados por Telefónica y Telecom. Siguiendo la modalidad de discusión y análisis abiertos de las cláusulas, detalles y costos de los borradores de convenio entre todos los actores, se evita cualquier componenda o arreglo sectorial entre dos partes cualesquiera. Todas las cartas sobre la mesa hasta la concreción del convenio.
Cuadros políticos medios con conocimientos técnicos de las obras en cuestión y cuadros técnicos comprometidos con los objetivos políticos nacionales y populares del plan de obras. Todos trabajando a la par, buscando sintonizar finamente en una tarea específica.

RECHAZO DE SEÑALES INDESEADAS. Otro caso anecdótico pero muy ejemplificador. La corporación dominante del mercado de las comunicaciones logró infiltrar su quinta columna, proponiéndoselo o no. Calificados voceros empresariales y sindicales, en distintas reuniones de trabajo, reclamaron ante los representantes de los organismos participantes de Argentina Conectada que “no debemos distorsionar el mercado de las telecomunicaciones” y que “el Estado no tiene que participar en el diseño de la última milla (las redes domiciliarias) sino dejarla en manos de los privados”. El coordinador general y licenciado Luis Vitullo los enfrentó, y rechazó a viva voz estos coletazos corporativos. Tuvo el apoyo explícito de los ingenieros de la UTN (casi todos no kirchneristas) y de los jóvenes profesionales de la Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica ministerial. También el silencio de los que especulaban con que finalmente el ministerio, más allá de lo declamado, terminaría adaptándose a la estructura tecnológica duopólica construida por décadas desde la privatización de ENTEL.
Parte de la conflictividad necesaria y esperable. Con operadores encubiertos de las multinacionales o con funcionarios y técnicos ideológicamente cooptados a través de su práctica histórica, muchas veces no concientes del valioso servicio que les prestan a las corporaciones. Es en los planos técnicos donde suelen tener éxito en filtrar sus señales indeseables. Una buena formación y conformación de los equipos político-técnicos es condición necesaria para una fina sintonía que logre rechazarlas. La mejor contención a los intentos solapados de dilatar, sabotear y corromper esta nueva etapa redistributiva del modelo con más justicia social.

*Director de Relevamientos y Proyectos Argentina Conectada.
  Publicado en Tiempo Argentino

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