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lunes, 9 de mayo de 2011

LA SEMANA INTERNACIONAL - 30 DE ABRIL AL 7 DE MAYO DE 2011

Por Walter Paz*

Vamos a hablar primero del “Estado Fallido” ¿Qué es esto del Estado Fallido? En principio es una adjetivación o una caracterización que se hace a distintos países. Hoy existe un listado de, aproximadamente, unos 20 países en todo el mundo, por ejemplo: Somalía, el Chad, Birmania, y otros tantos ubicados mayormente en África y Asia.
Los requisitos para ser considerado un “Estado Fallido” según una definición de una Fundación de esas que tienen lindos nombres y mucha plata, siempre con sede en Washington o Nueva York, son los siguientes: pérdida de control del territorio propio y/o del monopolio del uso legítimo de la fuerza; pérdida de autoridad por parte de sus gobernantes; incapacidad para suministrar servicios básicos; incapacidad para relacionarse con otros estados miembros de la comunidad internacional. Bien, vamos a dejar colgado por unos segundos al concepto de “Estado Fallido”.

Aquí en Sudestada, en varias ocasiones, hemos mencionado acerca de una supuesta frontera que se va delineando poco a poco entre el norte del continente americano y nosotros, el sur. También dijimos que como cualquier frontera puede tener rispideces, encontronazos o algo más. Más o menos sabemos que esa línea de frontera entre el cono sur y los EUA pasa por algún lugar indeterminado del Caribe y Centroamérica. Dentro de esa indeterminación, citamos a México.

México debe decidirse, ¿si quiere pertenecer al bloque latino o al bloque anglo-sajón? Su cercanía con el imperio yanqui y una dirigencia claudicante lo empuja hacia el norte, una gran parte de su pueblo lo ancla en el sur.

Los yanquis no son giles y ven como se conforma lento pero firme un bloque que pasa inevitablemente por la integración de Brasil y Argentina. También dijimos que los EUA no tienen bloque, bien, nos parece que lo están haciendo, fabricando.

Y es aquí, donde engarzamos el concepto del “Estado Fallido”. México tiene una crisis de representación dirigencial atroz, la corrupción rebalsa por todos lados, o sea pérdida de autoridad. De hace un rato largo que no tiene ni el monopolio del uso de la fuerza ni el control de su territorio, existen innumerables sub-territorios donde señorean los narcos. Miles de mexicanos se van de su Patria porque el estado no les garantiza nada, ni siquiera el entierro de sus muertos. Ya hemos tocado el tema de México y la injerencia yanqui con su opción de pretender luchar a sangre y fuego contra el crimen organizado. Las consecuencias son 50.000 efectivos militares volcados a las calles mexicanas, casi 40.000 muertos a causa de la violencia desde el 2006/07, y 18.000 desaparecidos en igual período de tiempo.

Desde el 2009 vienen dándose algunas reuniones que no tienen mucha trascendencia mediática entre los altos mandos del Pentágono, y altos mandos canadienses y mexicanos, el motivo es articular u organizar una política de seguridad común para luchar contra el crimen organizado trasnacional. El concepto que se maneja es que la droga, las personas involucradas y el dinero fluyen a través de México, desde los demás países centroamericanos. Entonces, esta cooperación militar implicaría llevar las acciones militares más hacia el sur, alejándolas de la frontera mexicano-estadounidense y focalizándolas en un escenario centroamericano.

Transcurrido un año del fatal terremoto que asoló a Haití, y a una evidente imposibilidad de levantarse por sí solo, ya se está hablando o catalogando a Haití como otro “Estado Fallido”, por las dudas los yanquis -y en Sudestada lo hemos dicho- llevaron miles de soldados en lugar de socorristas, médicos, etc. En definitiva, la “inseguridad” y la “lucha contra el narcotráfico” son la excusa perfecta para seguir metiéndose en los asuntos internos de Latinoamérica e imponer condiciones a sus gobiernos que luego sufren sus pueblos. La forma o el método, es la intervención militar abierta o encubierta.

Se debe hacer un ejercicio de imaginación, una nueva línea fronteriza con tres probables hitos: México, Haití y Puerto Rico con ese estándar de estado libre asociado o como se llame, una colonia en definitiva. Y esto no termina, recién empieza. Hay que ver qué podemos hacer desde aquí sin llegar a conflictos graves con el norte, porque eso nos perjudicaría. Por lo pronto, continuar y profundizar la integración, UNASUR, MERCOSUR. Y estar atentos a las jugadas del imperio, por ejemplo, la firma hace días del Acuerdo del Pacífico entre Chile, Perú, Colombia, Panamá y México. A Ecuador lo saltearon, por la sencilla razón de que los firmantes son todos también signatarios de sus respectivos ALCA´s.

Quizás sea un intento de contrabalancear el peso que tiene, y cada vez más, el MERCOSUR. De todos modos, parecería que pronto este tratado puede encajar su primer torpedo en la línea de flotación porque falta muy poco para la segunda vuelta en el Perú, y nos gustaría creer que el casi ganador Ollanta Humala le va a dar de baja y encarar un camino totalmente divergente al transitado hasta ahora, por Allan García.

Luego de la Cumbre de América Latina y el Caribe, y heredero del Grupo Río, allá por febrero de 2010 nació la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, este organismo integra a todos los estados desde Ushuaia hasta el Río Bravo, se trata de un organismo regional propio que une a todos los estados y tiene dos características históricas, deja afuera a los EUA y a Canadá, e incorpora a Cuba. Volviendo a la tónica de lo que hablábamos hace minutos, se trata de posicionar una línea fronteriza más al norte. Hace días nomás se reunieron los cancilleres de los 32 estados integrantes y ya prepararon una agenda para su próximo encuentro el 5 de julio en Caracas. En medio renglón, la CELAC viene a darle de baja definitivamente a la OEA.

Como decía Scalabrini Ortíz, hay que tener virginidad mental, estamos viviendo un nuevo tiempo, el de los continentalismos y cada uno de nosotros debe cambiar el chip.

*Columnista del Programa Sudestada
  emitido por Radio Nacional Rosario - AM1300 - Sábados de 7 a 9.30 hs.

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