Por Walter Paz*
Aquí en “Sudestada” es habitual tocar el tema de los agro-negocios, es decir lo relacionado con la producción de granos a través del uso de semilla transgénica y herbicidas. También en algunas oportunidades hemos hecho mención que esto mismo o, algo muy similar ocurre en otras partes del mundo y particularmente en Latinoamérica.
Uno de los que sufre este tipo de producción es nuestro vecino y hermano Paraguay, ya sabemos que es una producción destinada a la exportación y por lo tanto no satisface las auténticas necesidades de los paraguayos. Quienes son omnipresentes en esto llamado agro-negocios son las transnacionales, y presentes en toda la cadena de producción directa o indirectamente, son básicamente una docena de corporaciones.
Por un lado se dedican a la importación y provisión de insumos, siempre a través de filiales o representantes. Por ejemplo los productos de Monsanto - caso del famoso Round Up - se distribuyen por medio de Agrofértil S.A. y Dekalpar. La empresa Dekalpar distribuye productos de Monsanto pero también de Bayer. La otra transnacional Syngenta distribuye sus productos a través de Agrosan S.A. Los productos Basf lo son por medio de Agrotec. S.A. En general y como muestra de la alta rentabilidad del agro-negocio, las importaciones para sostener y expandir el agro-negocio se duplicaron del 2006 al 2007, pasaron de 165 millones de US$ a 330 millones de US$.
Respecto a exportaciones, son 6 las transnacionales que operan directamente en esta área y básicamente son las mismas que las que se dedican a la importación. Entre 2006-2007 lo exportado desde el Paraguay pasó de 620 millones de US$ a 1.400 millones de US$, obviamente que la estrella de esto es la soja, complementada con aceite y algo de harina, y esa cifra representa el 40% de las exportaciones paraguayas. Las empresas son Cargill, Bunge, ADM, Dreyfus, la anglo-holandesa Unilever que opera mediante Contiparaguay S.A.
En el sector industrial relacionado al agro-negocio aparecen Cargill, Nestlé, Parmalat y Contiparaguay de Unilever, son ellas las que procesan parte de los granos transformándolos en aceites y harinas, etc. También importan sus productos que son marcas muy conocidas en los rubros de higiene personal, alimentos y limpieza. Por ejemplo las de Nestlé son Leche Nido, Nesquik, Nescafé, La Lechera, Purina, Molico, Frigor, Nestum, Dog Chow, entre otras. Las de Unilever son: Close Up, Knorr, Hellmanns, Doriana, Lux, Axe, Rexona, Cif, Comfort, Dove, Sedal, Ades, Savora, Maizena, Mazola, Day`s, Huggies, Kleenex, entre otras. Parmalat se dedica al rubro lácteo, tiene producción local y la vuelca al mercado interno.
Acerca de lo impositivo y comparándolo con los países vecinos, la presión fiscal sobre estas mega-empresas es reducida, el problema es que el sistema paraguayo basa sus impuestos en gravar el consumo y no la ganancia. Lo más saladito que afrontan es lo que corresponde a aranceles por importaciones. La exportación de materia prima está exenta de impuestos lo cual incluso desanima la industrialización de cualquier materia prima. Respecto a la concentración económica se nota a la legua, dado que sólo 4 de estas transnacionales que hemos ido mencionando aportan, ellas solas, el 80% de los impuestos abonados en 2007.
Si a esto le agregamos que -como es sabido- el agro-negocio no genera mano de obra, entonces los paraguayos la ven pasar. Estas corporaciones se llevan todo y dejan un medio ambiente contaminado, enfermedades, concentración económica, dependencia, se pierde la soberanía alimentaria, e impera la injusticia social. Pero bueno, parte de la sociedad paraguaya mediática, dirigencial, eclesiástica, etc. solo tienen tiempo para indignarse cuando sale alguna noticia acerca de la supuesta paternidad no reconocida del Presidente Lugo.
Bien, y no podemos dejar de lado lo que ocurre y lo que ocurrirá pronto lamentablemente dado los sucesos que no se detienen. El señor de la guerra -alias Premio Nobel de la Paz- Barak Obama ha limado las pequeñas asperezas si es que hubieren surgido respecto a la construcción de viviendas en los territorios palestinos por parte del Estado invasor de Israel. Y ambos, los EE.UU. e Israel están consustanciados y presurosos por atacar a Irán.
Un par de sábados atrás decíamos que una flota de guerra había cruzado el Canal de Suez rumbo al Golfo Pérsico, en estos momentos en ese estratégico Golfo hay 3 portaviones nucleares y los yanquis prevén llevar un cuarto, además de los navíos que los escoltan, una fuerza militar con un poder de destrucción inimaginable. En esto hay que hacer un ejercicio mental y ubicarse en el mapa, Irán tiene frontera común con Rusia. Y Rusia ya dijo que no toleraría una guerra de envergadura tan cerca de sus fronteras.
El Congreso Norteamericano votó sanciones económicas contra Irán, la ONU también. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) prohibió realizar vuelos sobre el espacio aéreo europeo a un 60% de aviones de la compañía Iraní. Inglaterra, Alemania y algún que otro país le niegan la posibilidad de repostar combustible a la flota de la estatal aérea iraní. Esto son agresiones económicas pero también se pueden considerar como acto de guerra dado que afectan directamente a Irán.
No es la primera vez que ocurre esto, los EE.UU. ya lo han hecho con anterioridad, por ejemplo contra Japón en la década del ´40. Luego a la nación afectada no le queda otra que reaccionar. A partir de ahí la otra maquinaria, la mediática, bombardea con titulares e información mostrando al mundo que los agresores son los otros. Hoy día nadie cuestiona que Japón atacó sin declaración de guerra a los yanquis en Pearl Harbour, sin embargo el primer paso en aquel entonces, lo había dado Washington cerrando todos los suministros de petróleo para Japón.
Lo que acontece es una página más en la voracidad de un sistema capitalista de producción a escala mundial que busca desesperado más fuentes de petróleo para perdurar un poco más, y una página más respecto a la actitud del imperialismo que impide a cualquier nación poder ejercer su soberanía. Mientras, son ellos EE.UU. e Israel los que tienen armas de destrucción masiva, las mismas que nunca encontraron en el vecino y devastado Irak.
*Columnista del programa Sudestada
emitido por Radio Nacional Rosario AM1300 - Sábados de 7 a 9.30 hs.
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