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sábado, 8 de diciembre de 2012

LA HOJARASCA Y LA REALIDAD

Por Dr. Rubén Visconti*

Recordamos aquí una nota escrita por el Dr. Rubén Visconti (1925-2012), publicada el 27 de febrero de 2010, pero de actualidad permanente.
 
La inflación ha sido catalogada como una “enfermedad” del sistema económico , cuya producción se imputa a la intervención del Estado, que al distorsionarlo con una u otra de sus medidas intervencionistas, rompe el "santo equilibrio" del mercado.

Y con esa afirmación, totalmente errónea pero no inocentemente equívoca, oculta la verdadera causal de la inflación, que lejos de ser una enfermedad del sistema, es un arma de defensa, un real "cuchillo trapero" mediante el cual  “los propietarios de los medios de producción y de cambio” se defienden contra esa intervención.
Es su arma más poderosa, la que les permite zafarse de las pretensiones de todos aquellos que pretenden meterles las manos en sus bolsillos, más allá de que ese sector de propietarios, y por lo tanto dominadores de todos los procesos sociales, están dispuestos a dejarse extraer.
“Hasta aquí sí, más allá no” es su real y permanente conducta.
Certifiquemos esta afirmación con una clara referencia histórica: Durante todo el siglo XIX y comienzos del XX los precios en la Europa Occidental aumentaron sólo un 5 %. Por ello ningún analista defensor de la economía clásica la tuvo en cuenta en la formulación de sus teorías y fórmulas, considerando los precios como una constante.
Cuando la economía clásica, en razón de los movimientos sociales, debe ceder y aceptar que las riquezas producidas, distribuidas solamente sobre la base de la propiedad, tienen que coparticipar parte de las mismas a favor del resto, sobre todo con motivo de las medidas de los respectivos gobiernos, elaboran esa arma, ese "cuchillo trapero", la inflación, para ponerle límites a esa cesión y aún más, llegar a anularla por completo.
Por eso, buscar causales de la inflación en diversas motivaciones es una simple hojarasca distractiva, una engañifa total.
La causa de la inflación es una sola: el mantenimiento, en los regímenes de “economía mixta” como podemos denominar a los que actualmente funcionan en casi todos los países con mínimas excepciones, de la existencia del factor de poder real contra el cual ningún gobierno puede pelear con éxito si se propone cambiar, como se dice habitualmente, la distribución de la riqueza.
Claro que esta tajante afirmación no niega las posibilidades de la implementación de medidas correctoras que, en algún tiempo, generalmente reducido, puedan ser aplicadas.
Por ejemplo, el primer gobierno peronista con sus medidas distributivas permitió que el 50 % y más de la riqueza nacional se distribuyera a favor de los sectores del trabajo.
De ahí, ningún otro gobierno tuvo planes concretos al respecto, y durante el gobierno menemista, si los hubo, fue para invertir el reparto en contra del sector del trabajo.
¿Y ahora qué? El gobierno actual se ha propuesto una política similar a la del primer gobierno de Perón, hace crecer la riqueza nacional para que todos ganen más, poderosos y trabajadores.
Pero dado que las condiciones son muy diferentes, que los medios de “relleno de cráneos” lo combaten, los sectores propietarios endurecen sus posiciones y no quieren saber nada de repartir. Por eso la Mesa de Enlace y la UIA se juntan para derrotarlo, por eso todo lo que denominamos “la derecha” se une para anularlo. Por eso el mercado argentino, que está dominado por grupos de productores y vendedores oligopólicos y monopólicos, hacen caso omiso de los controles de precio, y los aumentan tanto cuando la demanda disminuye como cuando aumenta, con lo cual imposibilitan el crecimiento y sólo tratan de conservar e incrementar su tasa de ganancia.
Porque han decidido sacar el "cuchillo trapero" que les concede la propiedad de los medios de producción, del campo y de la industria, con la colaboración de los bancos, para repeler cualquier intento de distribución de la riqueza, mediante esa herramienta que les otorga la denominada INFLACIÓN.

*Doctor en Economía

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