Por
Roberto Marra
La
historia se está escribiendo por sus propios asesinos, mientras
miramos para otro lado. Las verdades pasan por delante nuestro, sin
que las registremos como tales, distraídos con las mutaciones
preparadas por los esbirros del Poder Real que ofician de
“periodistas”. La naturaleza se degrada ante nuestros ojos, en
tanto seguimos haciendo lo mismo de siempre para que tal cosa no se
detenga. El futuro se nos narra tan tergiversado como el presente,
proyectando las maldades con reverencial impunidad hacia sus
captores. La usura se abalanza sobre nuestros bienes materiales y
elimina nuestras expectativas de sencillas felicidades. Los perversos
se apropian de los discursos y de las instituciones del Estado,
retrogradando el desarrollo conseguido y haciendo añicos el concepto
mismo de nación soberana. La palabra “Patria” es ignorada por
una mayoría estupidizada, inconsciente de sus orígenes, gozosa de
sus pobrezas, seguidora embrutecida de los falsos profetas y sus
fantochadas de marionetas de un imperio que afila sus garras de
ladrones consetudinarios. El caldo de la imbecilidad ha sido
consumido del mugroso plato de los profanadores de ideologías. El
paso hacia la desaparición de la República, su metamorfosis en
pedazos de territorios tomados bajo su control por las corporaciones
transnacionales, se verifica en la práctica oprobiosa de los
gobernadores genocidas de la ética más elemental. El sabor de la
derrota ha anulado los recuerdos de las vidas vividas, ha
descompuesto los valores heredados de los tiempos de construcción de
otra historia, donde los protagonistas eran correspondidos por sus
gobernantes con los valores morales que les aseguraban la simple
dignidad del trabajo. Y la traición camina oronda por las calles de
la desidia, observada con horror por los últimos memoriosos de los
tiempos donde la lucha era el arma esgrimida por los pueblos
sometidos, hasta hundirla en el corazón mismo de los asesinos de
aquella historia que ahora re-escriben a su antojo, ante la pasiva
mirada de sus futuras víctimas.